Décadas de intensa exploración han permitido descubrir a Eliseo López Benito un imponente legado arqueológico que permanece incomprendido e invisible ante la inocente mirada de la ciencia actual; una civilización fuera del paradigma admitido; una civilización fantasma que no existe para nadie: la civilización madre y su arte incomprendido.
Montserrat es un sueño hecho realidad, la obra cumbre de la civilización madre, el centro sagrado más importante de Europa en el X milenio a. C. Por lo que ningún lugar en el mundo puede representar el esplendor y la decadencia de la humanidad como la montaña de Montserrat.
Se trata del descubrimiento de un gran conjunto arquitectónico integrado por más de 100 templos de estilo ciclópeo, la mayor concentración de templos prehistóricos de toda la Europa continental. Todo un mundo de estructuras artificiales que permanecen invisibles ante la ceguera de la arqueología contemporánea.
Esta civilización fue capaz de modificar la superficie terrestre a gran escala mediante una tecnología tan elevada como desconocida. Se trata del fenómeno de las modificaciones artificiales del paisaje, un arte monumental que se rige bajo un aspecto de visualidad de estética orgánica, donde la arquitectura es al entorno como el entorno es a la arquitectura. La civilización moderna ha heredado un mundo de estructuras artificiales que fueron erigidas en el X milenio a. C. La profusión de estos vestigios en el paisaje es incuantificable.
La ciencia actual ha confundido los vestigios arqueológicos de una antigua civilización por estructuras geológicas de origen natural. Razón por la cual, ninguna autoridad competente estará dispuesta a admitir públicamente un error de tal magnitud por todo lo que implica: reescribir de nuevo toda la historia de la humanidad y también los principios de la geología histórica.
Archivo fotográfico del descubrimiento. Montserrat (Barcelona)
Archivo fotográfico del descubrimiento. Montserrat (Barcelona)
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